Capacidad de adaptación del diseñador gráfico

Una cuestión recurrente. Una temática conocida y un miedo a vencer. La capacidad de adaptación que debe tener el diseñador gráfico de una agencia creativa o un estudio creativo es, sin dudar a dudas, el mejor recurso que puede tener al enfrentarse a las cuestiones propuestas por el cliente.

Nosotros en particular, en la agencia (Portafolio Creativo), nos hemos visto en ocasiones inmersos en las más curiosas situaciones, a veces de índole laboral y en ocasiones personal, ya que la diversidad de pensamiento de los clientes suelen poner el trabajo en una encrucijada con las necesidades.

No hay nada como que un cliente decida dejar en tus manos la creación de un proyecto, confiando plenamente en tus capacidades, pero en ocasiones esto no es así, y es cuando las cosas pueden agravarse, ya que al presentar un proyecto, puede que un cliente sepa lo que quiere y lo pueda expresar y en otras ocasiones puede que tenga una vaga idea pero no sepa cómo ofrecer la información.

Tuvimos un curioso caso en Guadalajara, Jalisco (México), que por cierto ya el hecho de viajar a la ciudad fue un travesía divertida e interesante. Desde el primer mensaje del cliente que decía: “compra vuelos baratos a Guadalajara en Interjet.com.mx” (fuimos 2 personas) hasta el tiempo que estuvimos con él asesorándole y cumpliendo con el diseño trabajado.

La cuestión es que estuvimos trabajando en su proyecto por 2 semanas, lo cual resultaría algo normal (pudimos haber terminado el proyecto en 3 días), pero gracias a los constantes cambios que nos pedía, en ocasiones sin entender por qué lo hacía, eso nos demoró bastante tiempo.

Los cambios solían ser puramente estéticos, desde un color diferente hasta una imagen acomodada de otra forma y así, pero cada cambio era una tortura porque él no sabía expresarse del todo y entre su confusión, nuestra frustración empezaba a aflorar.

Finalmente todo quedó bien y ya hemos trabajado en otros proyectos con este cliente, aunque bajo otras condiciones, porque de verdad que a veces la capacidad de adaptación de un diseñador gráfico tiene sus límites, sobre todo en el campo de la paciencia.